Patricia A. L.

VERSOS A MI PADRE, FRANCISCO

 

Ese raso antiguo

 del Pasado Esquivo,

que te cubre, Padre,

 

se enmarca

 entre cristales y rosas

ya sin vida…

 

pero no te olvida.

 

cómo poderlos contemplar

sin vértigos ni angustias

enmudecidas?

 

y te recuerdo, Padre,

temblando,

en suspiros entrecortados,

moribunda,

y casi sin vida…

 

Viejo querido:

 

Recuerdo tus historias sobre

aquel ruiseñor y Píndaro…

 

Tu inmensa imaginación,

contándome paciente

aquellos inolvidables cuentos

de “Francis Aznaro”,

el detective piola,

con los que de niña,

tanto reía. 

 

Cómo volver a tenerte

si altos muros

de Eternidad Ciega,

 

nos separan por Tiempos

y Espacios y 

Dimensiones Desconocidas?

 

Me has dicho de niña,

que los hombres y dioses

erigieron las Noches,

 

Que los olvidados dioses

enmascarados

en oros ocres y viejos

buscan ecos olvidados

en los rincones oscuros de las mentes,

apagadas y gastadas

que sólo cobijan el Porvenir

del negro polvo

y la ansiedad

del denso humo

 

pero que morirán algún día …

 

que los hombres eligen

soberbias y vanidades,

en vez de la simplicidad estoica

de la dicha de una aurora

modelada

en sutiles armonías…

 

que buscan lo superfluo

y enrarecen,

los pensamientos más puros

y las más lastimosas Vidas…

 

Tanto te recuerdo, viejo querido!

que lágrimas frías,

no apagan

tantas heridas, padecidas…

 

Si por un momento pudiera

contarte lo que ha sido mi Vida,

y desahogar en tu amor

mis pesares,

sin muecas ni máscaras,

por años,

 construidas…

 

Recuerdo vívidamente el momento

en que te marchaste en silencio,

 

en una madrugada de Pascua,

enfriándose tu cuerpecito

entre mis besos y caricias…

 

Quisiera contarte, Padre,

 que aún

 no he aprendido el Arte Majestuoso del Olvido…

con el que tanto insistías…

 

Y que querría llorar sólo en tus brazos

para que sanaras con tu inmenso

e incondicional Amor,

 

mi alma en ardorosas llagas

 

y tan bestialmente herida…

 

Patricia Aznar Laffont