La emoción tiene
su llave maestra.
Cerró los ojos a su infancia.
El rasgeo de una guitarra hacia
sones de sur fue demoledor de
lágrimas.
Rubén, nervioso desde que entró
en el teatro, tuvo que salir al fresco
del patio para, en vano, templar los
nervios.
Le tocaba actuar, el presentador se
prestó amable a acompañarlo para
sentarse, guitarra en ristre. Sus ánimos
consistían en minimizar la gran afluencia
que llenaba la platea. Se serenó con los
primeros acordes...
Su \"Rabia dulce\", que así decía titularse
su composición, de cosecha propia, se
devanaba en el silencio ambiente.
Paz, una de los integrantes del jurado,
cerraba los ojos, ya bañados en mar,
en dirección a su Tacita de plata, que
extrañaba sobremanera, a su posterior
decir...
Sin casi articular palabra le dio su sí,
después de agradecer su viaje, su baño
de espuma en la Caleta, su brisa marinera...
Yo también me emocioné. Mi viaje fue a
Paco de Lucía y su \" Doblan Campanas\", que
mi padre utilizó de decorado a uno de sus
poemas, el único que le recuerdo por quedar
inmortalizado en una casete.
Ignoro hace tiempo su paradero.