Me he comenzado a preguntar, cómo sería el volverte música,
hacerte el nuevo protagonista de un cuento que va a terminar
bajo mi orden, bajo tu aburrimiento. Somos partes rotas, ambas
susceptibles al pasado y las ganas de volver a los recuerdos
que aún lastimando corroen como ácido en el pecho formando
un impulsivo “si”.
Estamos encadenados a sonrisas que secuestran el ayer,
sin ganas de concedernos libertad, presos a una constante
herida pulsátil como el deseo de volver a ver tus dedos
tocando un piano inexistente en penumbras y mi abdomen
como almohada.
Pasé al divagar constante sobre todo en la ausencia de respuesta
después de contarte como letra, me he dado cuenta de lo poco
que quieres por lo menos de mí, has asumido que soy simple,
una montaña de polvo que se balancea sin cuerpo ni
un puto soporte.
Me has asegurado que no encontraré nada, no veré nada
¿cómo te explico que no es tener la solución del acertijo?
Resolverlo es lo exquisito, buscar cómo abrir la chapa y no entrar
a la casa, no es encontrar tesoros o sólo muebles basura,
te apuesto incluso a que no eres tan especial.
Causarte un sentimiento, sea de apego, de odio, de fastidio
que no seas indiferente es el postre que busco saborear,
facilita las cosas y deja la necedad de ser vacío
donde no generas eco ni al gritar, que yo no sólo soy
un agujero al que meter parte de tu carne y poderte
así sin más, marchar.
No estoy loca, que por ambos cuerpos corre
la misma \"sangre roja\".