Hay un pez en mi pecera
que me ha traído dando vueltas
en parte por su salud
en parte por que me da tristeza.
Pecesito
que vas y vienes, le dije,
mojado de mil batallas,
tu bravura es colosal
y ejemplar tu fortaleza.
Cuando miro tus hazañas
pena me dan los que luchan,
más al ver tu naturaleza herida
y ver tu gran corazón de pie,
mi alma vuelve a la angustia.
Pecesito japonés y negro,
quien sabe que mal te dio,
que brujería te golpeó
que hasta tu cabecita
mira hacia arriba
implorando perdón.
El primer día que te vi,
con la enfermedad de cabeza,
panza y aletas al revés que traes,
creí que resistirías lo que dura
el canto del ruiseñor.
Y así pasaron semanas y seguía vivo,
comía al revés de cómo lo hacías,
y sin control de ti.
Pecesito de cabeza perdida
de movimientos bruscos
de choques sin parar
perdiste el equilibrio
y ahora volteado tienes que nadar.
Pecesito mojado de mil batallas
admiro tu heroica tenacidad
eres ejemplo viviente
te aferras a la vida
como un pecesito vivaz.