De vez en cuando las piedras ondulantes
caminan hacia el arco iris de antes.
Hoy todo es cuántica y matemática pura,
¿dónde están esos libros que nos daban tanta frescura?
Sinceramente yo ya camino con torpeza,
mientras otros montan en un patinete por pereza.
Soy el poeta invisible y desconocido,
¡¡tan sorda la gente como mi verbo no nacido!!.
Así que,ya que estoy solo completamente,
quiero unirme a Dios con sus piedras calladamente.
Piedras ondulantes con su correspondiente denario,
y si no fuere así,que Dios acabe con mi abecedario.
Pues,ya nada será igual hoy...ni mañana crudo:
que ya suelto por la Naturaleza,quiero acabar desnudo.