Borrascoso,
el viento quiebra los sonidos
en las peñas y los árboles,
trazando leves azules
con su pincel de aire.
Deja, como puntos transparentes
destellos de agua reluciente
que se confunden con las líneas
de los ojos absortos en los mares,
esos mares infinitos...
infinitos mares de poesías
inundados de segundos consumidos
en una diáspora de recuerdos amados,
recuerdos que te aman
en el cariño y el silencio.
Y esos recuerdos regresan al principio,
cuando el viento era brisa
y los mares un riachuelo.
Sólo el amor sigue siendo amor
y los ojos nuestro mar infinito
donde el eterno círculo invisible
reverdece en los átomos del aire
como el crepúsculo imaginario,
como la luna pintada en el pozo...
como una sonrisa en nuestros labios.