Ese dulce amargo sabor de la noche
envuelto en cristal con azúcar
ayer también me siento muerto
un café indistinto como una ciudad
con azúcar envuelto el cristal
mi reflejo, mi reflejo aun ahí esta
ojos de piedad, silueta del mal
escupiendo a cuatro vientos
la mentira y la verdad
esta vez sin azúcar, sin cristal
la muerte me espía
me quiere llevar
un día menos o un día más
mi café, este cigarro, y ya
me siento, me escribo, me da igual
y es que ni siquiera hay viento
ni siquiera hay mar
a mi único alcance solo tengo mis ojos
y mis manos manos a la par
mañana también soñé
con un café indistinto en la ciudad
mi tiempo se ha roto otra vez
entre una pizca de azúcar, y otra de cristal.