Ellos discuten y piensan
que nadie escucha sus clemencias
piensan que la niñita detrás de la puerta
no entiende de problemas –o al menos, eso piensan.
El bronce de su piel se opaca
con el retumbo de cada bofetada
su corazoncito más se agita con los
con las elevaciones de cada grito.
Hace guardia detrás de la puerta
como si orando que se acabe su condena.
Es niña y consideran que a su edad
no entiende de problemas.
Se escucha a lo lejos un lamento familiar
se derrite en su centro la lagrima de su mamá.
Es callada y reservada pues entiende lo que pasa
con las niñas o mujeres que pronuncian lo que piensan.
Pensamientos tiene muchos pero nunca los comparte
le teme al impacto de los puños y a los puntos
que decoran el rostro de su madre.
Tiene ojos y no ve nada, es como si sus pupilas fallaran
cada noche o cada vez que rehílan las paredes de su casa.
Una vez dijo ver algo pero nadie le creyó… es que es niña
¡No lo entienden! Lo más probable es que mal interpreto.
Es niña y tiene oídos aunque nunca escucha nada,
ya sabiendo lo que pasa cuando repites lo que escuchas.
Repetir no le gusta y por eso anda por la vida confusa
por miedo al “repetir” nunca aclara bien las cosas.
Ella hace guarda detrás de la puerta aunque mucho le asuste,
no lo hace por entrometida, por querer ser mujer antes de niña,
lo hace ya que los punzantes sonidos de su madre la despiertan y la angustian.
Así van pasando sus días, entre las vicisitudes de la vida,
una niña se ilusiona con crecer algún día,
marchar lejos de sonidos angustiantes,
escapar de puños y desaires y nunca más
… Tener que hacer guarda detrás de una puerta.
LeydisProse
2/26/2019
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