Un aterciopelado céfiro nocturno
rosa sutilmente toda la materia,
trizando el silencio con las hojas de otoño
entre casi esqueléticos árboles desnudos.
Mi alma también deambula
casi desnuda por nostálgicos senderos
que atrapan su pasado.
La Luna es nueva y delicada
en el centro de la negra bóveda celeste.
Me trae visiones de otro tiempo
y pretéritos sones de una música
inspiradora en mi corazón.
Seres alados me acompañan
en mi solitario paseo nocturno
en esta armoniosa noche
de melancólico otoño.
Y luego ellos me transportan lejos,
más allá de la Vía Láctea...
¡Oh nostálgicas visiones
de un dorado tiempo de mi juventud!
Atravieso mis existencias
viajando con el tiempo
y en remotos pasados
puedo revivir bucólicos amores
de armoniosos días
que llenaban mis momentos
de grandes espasmos de felicidad...
¡Con alegría suprema he descubierto,
que siempre has sido tú,
la que ha estado allí, dicha sin fin,
de mis pasadas vidas!...