Santiago Miranda

Negándose ante el fuego

 

 

Uno: sus delirios fundadores; fundamentales
Buscando inspiración fuera, fuera del límite
Seguir oyendo lo constante, esperar los lagos
Del otro, de su palabra, de su música, de su imagen

Negándose ante el fuego ser el portador
Del duelo y el rayo, de su propia muerte
Y luego lo que no habrá de suceder,
Pristinos diamantes como ojos ensartados
En la geométrica flamante, cielos glaucos, silencio azul

Uno el heredero de furtivas, imágenes fugaces
Que arden dentro del dueño, un segundo tal
Como uno : no menos que breve ha pasado

Es hora de replegarse, tornarse color del círculo
Y luego como la brisa expulsar-se, bautizado de sal
Y mar, por las olas que suceden, por los holas como ecos

Y caminar entre la interna oscuro, atento
A los destellos que uno retorne al destino
Uno su propio fuego: cielo/infierno siempre así ha sido