El viento sopla en mi rostro,
Un café es mi fiel acompañante,
Los minutos se escurren formando horas derramadas,
Que se escapan lentamente entre poesías...
En esta soledad que es mi verdad.
Sonrio con recuerdos de aventuras,
De besos,
De sonrisas,
De viajes,
Noches eternas compartidas,
Llenas de pasión y de ternura,
Llenas de silencios y amarguras,
Pero siempre terminaron,
Con ramilletes de sonrisas y bondades.
Algunos compartimos nuestros días,
Con la eterna soledad,
Que al final es nuestra amiga,
Y seguimos adelante, como siempre,
Sonriendole al viento y a la vida.