Con qué elegancia vienes
mística presencia
caderas donde duermen los deseos
y mi mayor melancolía.
Desde que sé lo que quiero
me abro paso hasta tu alma
necia / displicente / juventud
qué indecente soledad / qué alivio.
Únete a mi sombra
comprende que no tengo más
en cambio pregúntate
si la poesía volverá.
Desvístete milagro tormentoso
a oscuras sin vislumbre
mueve tus dedos como si pudieran
detener el tiempo en mi conciencia
desnúdate musa
ama con locura.
Mario Cid