Tengo los ojos quemados por la sal
incendiados del fuego de tu ausencia
heridos por la flecha del vacio
escarchados de miedo e incerteza.
Apenas veo las sombras de futuro
como sórdidas muecas de la vida
y me aterran las fauces apestosas
de un mañana sin ti y sin tus caricias
Y me oculto en los lechos del recuerdo
añorando tu cuerpo tan amado
asfixiado por no beber tu aliento
derrengado por no sentir tu abrazo
Y me escondo en las cuevas del olvido
y me pierdo en las grutas infernales
de los gélidos fuegos de mi angustia
presintiendo el aullido de tu sangre.
Hoy me arrastro por húmedas callejas
buscando tu portal entre las sombras
para entregarte mi vida, mis recuerdos
mi futuro, mi paz y mi congoja.