Siempre consideré que era un romántico,
un idealista en el arte del amor,
que pretendía establecer el romance
como lo profundamente esperanzador del amar.
Creí que durante toda mi vida
prevalecerían los sentimientos de amor
que surgieron al inicio de nuestra relación
guiados por puros sentimientos de nobleza.
Ahora me dicen que el sentir no es amar,
que el romance es solo una idea
y que el amor un sentimiento de verdad,
que el amor verdadero es respetar a tu pareja
y trabajar por su libertad
sin que ello signifique imponer tu ideal.
¿Y cuándo siendo romántico deje de amar su integridad?
Mi romance fue verla feliz
y alentar su prosperar.
¡Soy romántico porque sé amar!
Pero ya no hay lugar para el romántico
en este amor de modernidad.
Si ser romántico no es amar
entonces solo me queda la soledad.