Los días luminosos del verano,
despiertan sensaciones fascinantes,
convierten en fulgor lo cotidiano
y cambian animados los semblantes.
Momentos deliciosos frente al mar
mirando como pájaros marinos
parecen al ocaso acariciar,
cubiertos por reflejos ambarinos.
Sublime pensamiento sobreviene,
dejando al corazón maravillado,
tratando de entender, quién interviene,
que logra tal paisaje refinado.
¡Colores que demuestran armonía,
logrados por artista con porfía!