Vi tu corazón perderse en la tarde,
colgado de tres nubes sonrojadas
por las últimas fuerzas del día,
lo vi alejarse,
creyendo que jamás lo alcanzaría;
y mientras la tranquilidad del mar
se tragaba su reflejo,
una gota movía el espejo cristalino
como señal de despedida...
fue una lágrima,
que cayó de pronto mientras tu corazón lloraba
despidiendo mi última canción.
Vi tu corazón perderse en un occidente ámbar
cuando ya casi moría la tarde,
cuando su último adiós me estremecía
y las olas no querían moverse;
cuando ya mis brazos no podían asirlo
y tan solo
la distancia circulaba en el aire.
Así te fuiste volviendo,
tan solo un punto lejano en una tarde,
cuando me cobijó la noche
sentado frente al mar,
estaba solo,
borrando tus secretos en la arena.