Daniel Memmo

Un día fui joven estúpido, hoy estoy convencido..

El poema dice como soy..,

que no rime,

que mi ignorancia pregunte,

si la métrica es un gusto de helado?,

que lo establecido y el orden se vayan al carajo,

esquivo la esdrújula anabólica brillante,

que encandila sin fuerza,

sin dejar un paisaje,

una frase que haga cosquillas,

una espina en los labios,

una sombra que oculta su rostro.

A los maestros que avergüenzo,

con mis pobres letras,

ellos!!,

no pensaron en lo superficial,

en la saliva injuriosa en el rostro,

las piezas pobres,

la tos en las cárceles,

gritaban, provocaban,

nunca falta el burgués rebelde,

que llora en su sillón de oro,

y las exageradas reuniones donde sobraba dinero y

le faltaba talento para que la tinta grité,

que duela!!,

me alejo de las palabras huérfanas,

las rimas falsas,

hijos de las estrofas que forman fila

y  marchan, uno, dos.., uno dos..

A la mierda!!,

el prolijo siempre trata de estafar,

la lengua protocolar,

el especial de mami reclama!!,

que muerda!!,

que cada letra te invite a pelear,

que lo diga en la cara, sin pedir perdón,

que se confiese sin miedo,

que el pulso tiemble,

que sean palabras con espuma,

con olor a vino,

con perfume de anhelo,

con un gorrión escondido en el pecho.

Cuéntame!!

quiero aprender!!

si mi escrito es de barro,

vomito,

pies descalzo,

barrio padre y madre,

alejado de las luces,

con olor a tierra y sudor,

lejos del perfume caro,

y las risas histéricas.

Quiero admirar los dones de tan fanático lector!!,

qué  idioma habla tu cuerpo?,

Oh!, estoy con el alma desecha,

Y todas en mí, como flechas!!

vamos!!

estas esperando el suspiro de las fans,

inflas el pecho,

digitas lento palabras correctas

que hagan silencio y admiración,

Torquemada de las letras,

condenan al fuego al hereje!!,

el club de los inquisidores,

le rezan a la matemática noble,

de un dolor que no se separa en sílabas,

un amor prolijo y sonoro,

de otra injusticia social,

de una industria de  rutina fabricadora de zombies,

que las tripas ardan!!,

la noche te invita a sacarte el disfraz,

ser libre un instante,

lejos de la regla y el estándar,

el amor desprolijo,

sirven en bandejas brillantes pequeños bocados,

se aluden,

su narcisismo justifica su idiotez,

su valentía detrás de un monitor.

Elijo irme a dormir y reírme,

reflexionar que hasta en los pequeños lugares existen los iluminados,

los que señalan, urgido de un poder celestial,

casi omnipotente!!,

escondido como un topo,

se ríe en su cueva,

en las calles esconde su cabeza como una avestruz.

Siempre prefiero estar en la vereda de los abucheados,

ignorados, tal vez con razón!!,

pero estar en paz con mis letras,

y no vestir lo que late dentro mío,

con un traje de brillantina.

 

     Daniel Memmo