andrea barbaranelli

Mi hija y los astronautas

Mi hija Silvia empezó a caminar

con paso tambaleante e inseguro

el día en que Armstrong y Aldrin

pusieron los pies

en el Mar de la Tranquilidad, en la Luna,

tambaleando ellos también con paso inseguro.

La coincidencia me pareció interesante

y digna de consideración.

Ese día, 20 de julio de 1969,

otros miles de niños empezaron, supongo,

a dar sus primeros pasos

sobre la superficie de la Tierra

en el mismo momento en que los astronautas

empezaron a dar saltos y rebotar en el suelo lunar

como grandes fantoches sin peso.

No sé cuantos de nosotros padres notamos

la coincidencia y sacamos presagios

en relación al futuro de nuestras criaturas

aterrizadas en este Mar de la Inquietud

aquí, en este planeta donde la fuerza de gravedad

no nos permite despegarnos del suelo

como allá arriba en la luna, donde hasta ese día

habíamos llegado solamente

cabalgando nuestros sueños como hipogrifos.