Ahí
donde no estás
no hay siquiera tiempo.
Ahí
donde no estás
no hay siquiera fronteras.
Hay otros mundos tan confusos
con caminos para no terminar
nunca de irse.
En todo eso
hay mucho menos.
Una esperanza ceniza
que mirándola detenidamente
parece un nuevo dolor,
un fantasma
en forma de la palabra amor.
Ahí
donde no estás
se encuentra el borde de la nada.
El olvido con pocas filiales,
las noches sin suerte,
de clandestinos otoños.
Ahí
donde no estás
la sangre queda en duelo.
Se juntan enigmas
que alzan la fogata del sueño
abierto a la intemperie
de mis utopías.
Después de todo
mi soledad se asemeja a la irrepetible
geografía entre tu cuerpo
y mi cuerpo.
Vale decir
que ahí
donde no estás
es el mejor lugar
para estar contigo.
Mario Cid