Richell Cordero

Somos.

Has intentado más de cien veces antes

¿Crees que algo cambiaría en tu interior?

Fuiste por una venganza directo a lo blando de tu alma              

Te fumaste de la muerte una parte, mucho humo, poco ruido

Respírala un momento, pregúntale si está bien

Deja de luchar, bien sabes que la esperanza va al final

Si las llamas te envuelven déjate quemar como algodón

Por mucho que grites al pasado, entiende que no volverás

Aun creyendo darlo todo es posible que no quieras más

 

Si puedes sostenerte del árbol en el desván

Aferra tus uñas a la corteza de una inútil salvación

Susurra a tu interior que por compasión te permita olvidar

Mira al suelo, te estás desvaneciendo, ya no lo puedes evitar

Con tu entorno oscurecido cierra los ojos y comienza a pensar

No hay nada que puedas cambiar, evitar, si ellos se van

Escuché estando a tu lado el ligero sonido de tu boca diciendo adiós

Espera, antes de caer como último deseo pide y pídete perdón

Robaste tanto tiempo vida siendo un saco descocido

Y flotaste conmigo buscando una ausente estabilidad

 

Llorar es un veneno mortal que ya no quieres probar

Anda, presume de la fuerza que no has tenido jamás

Sólo eres inerte, no valiente, desde hace tiempo ya no sientes

Aunque te tiemblen las manos al verte descubierta

Y ya no quieras ser más que una línea isoeléctrica

Atada de manos y pies, tirada en el callejón de un tal vez

Deberías dejar las promesas del incierto quizá

Saltar hasta tocar las nubes y poder volar

¿Qué tan alto podrías, siquiera intentando llegar?

Escúchame cariño, soy tú, somos nosotras sin nada más.