Inhóspito
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Aposento inhóspito,
cuando arde el silencio en tus entrañas más rojas,
es como el flavo color del ocaso,
es como el horizonte claro en la pradera,
y queda mi piel sin abrigos,
cuando arde el delirio de un frío inherente,
¡es el silencio, es el silencio!,
que cruza la montaña,
cuando en el cielo está el aire,
como una alita desnuda,
¡que vuela, sí que vuela!,
¡lejos, lejos, lejos!,
cuando el aposento es inhóspito,
cuando sólo quiero arribar a aquel...,
lugar donde se cuece la más vil tormenta,
y no quedar aquí varado en la orilla,
de todo un mar cubierto,
por la espuma del los cencios fríos,
que albergan como huésped el álgido hielo,
cuando se cristalizan las suaves montañas en derredor,
cuando el silencio vá y viene,
¡inhóspito, inhóspito, inhóspito!,
es lo inseguro a expensas del mar abierto,
y no lo quiero,
porque quedo como náufrago navegando desde a lo lejos,
hacia una orilla donde está el aposento desapacible…
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