he lanzado una pedrecilla al pozo de la desesperanza,
y su eco retumbo en mis sienes.
mi alma canta un canto tenue que tan solo ella comprendera.
me siento en el borde de aquel pozo,
recito mis versos, nadie los oye,
solo el silencio los cobija en su seno.
he visto una estrella fugaz en el cielo azul de la noche,
le pedi tan solo un deseo: sentirte aunque sea un segundo...
¡ay que ver que Dios escucha a un corazón que desfallece en su amargura!
el cefiro nocturno me trajo el aroma dulce de tu fragancia.
me siento como un perrillo abandonado en la calle
solo, triste, carente de todo, hasta de un regazo amoroso,
sin mas nada que tus recuerdos, que tan solo tus recuerdos