El lobo espera a la noche
parar cruzar la vereda,
va camino de aquél monte
donde la luna navega.
Lleva el alma entre alfileres
punzándole todo el pecho
la luna sabe que quiere
y se baja para verlo.
Y aúlla el lobo gimiendo
para que venga la luna,
un amor por ella eterno
pero la luna no escucha.
Y cuando regresa el alba
y la mañana despunta
se va el lobo, rota el alma,
porque no rozó a su luna.
Y van pasando las noches
entre aullidos y carreras
trata de alcanzar los brotes
de su amiga callejera.
Y en algunas ocasiones
que la luna no aparece
el lobo gime doliéndose
de sus heridas al aire.
Mas vuelve lobo cada noche
en busca de su compañera
la que no ha tocado nunca...
y aún así siempre la espera.
Pero ya pasan los años
y el cuerpo ya adolece
el lobo ya está cansado
y hasta su alma decrece.
Y ahora la luna le mira
y le empieza a echar en falta
¿quién como él aullaría
a su hermosa cara blanca?
Así pues baja la luna
a darle un precioso roce
y el lobo salta en su cuna
feliz por fin ésta noche.
Ahora ambos vuelan juntos
y rodeados de estrellas
lobo y luna ahora son uno
amantes de noches bellas.