Un caballo y un perro. Hasta ayer fueron compañía. Hoy está triste el cerro. Tan callado de noche y día. Recuerdo el patio con sus macetas . Las escaleras porque no había ascensor . Yo echaba de menos a los poetas. Y empezaba a sentir pálpitos de amor . Para sentir otra piel. Nada mejor que el cine de verano. Era probar la dulce miel. Y explorar otro cuerpo con la mano Aunque cerca había una taberna. Yo casi nunca bebía. No necesitaba ninguna linterna . Porque mi fuego no se extinguía.