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En donde lo encuentras se ve con su artillería de ladino convenenciero, con los bienes ajenos, un discurso envidiable y justificadas calamidades de enorme variedad que presume con los trofeos públicos y la despensa gubernamental cuando pide el voto.
No te veo discípulo de Calígula, de Pinochet, de Fujimori, ahora necesitan tu sermón de valentía ganada de esta pequeña patria menos fuerte, se ve tu economía de legitima política, tu efecto- dominó de administrador bajo esta severa crisis de graves lesiones subidas en las fraudulentas leyes y actos de corrupción que vive nuestro Estado, haz temido a la peste con sus senos al aire, haz temido con tu falsa profecía recién horneada bajo tu redondo vientre mestizo, tanto haz temido que la gente te cree dándote diezmos de leche tibia y las monedas de la prostituta y un verso nuevo en la poesía. Me llamas a comer con tus mendrugos anoréxicos, con tus ideas cibernéticas y con tu palabra de evidente ginecólogo, pero no te veo en la catástrofe poniendo tu jugo de cocina y tu miel enlatada que detestas limpiar en el comedor.
[Solo lo ven pintarse el pelo con la jeringa de los muertos, hincharse con la anestesia de los damnificados, su inestabilidad estrafalaria de hombre pequeñito y de gustos amanerados en la cultura, un profesor chiqueado de morboso contexto académico con acento oriental de amoroso político que presume tener sexo con la gramática y con el español…]
Bernardo Cortés Vicencio
Papantla, Ver, México
11:2103032019