Centinela.
Se va la noche de tus ojos en mis cartas, la noche que de estrellas me dibuja tu semblante; y en eso que te hace ser la musa en mi garganta, dejo esencias de una luna que parece conquistarme.
Se despide el que te abraza con un verso de mil brazos y el que siempre ha de apoyarte con visiones cristalinas. Se va el que te divisa con los ojos depurados y con un latido abierto que te ofrece campanillas.
Se va la noche de tus sueños en mis labios, la noche de los besos que te mando con el viento, porque sólo el viento sabe de mi voz cuando te llamo y de aquello que se asoma cuando quito mi silencio.
Se despide el que te abriga con los mantos de un poema, un hombre que hoy ampara los perfumes de tu rostro. Se va quien ha querido ser tu amante centinela, el vate que ya sabe que tu aroma es un tesoro.
Se va la noche de tus ojos en mis cartas, la noche que de estrellas me dibuja tu semblante; y sabiendo que tú sabes cómo acaban mis palabras, dejo esencias de una luna que parece conquistarme.