Doy mi todo
a quien de mí no pide
más que mi compañía. ¿Cómo decirte
que te estuve buscando
sin que adivines mi desesperación?
¿Sin que veas mi cansancio?
¿Sin que notes mi tristeza?
Soy producto de la locura mía
que nació en los páramos
de una niñez perdida;
ya vagué sin calendario ni destino
y lo único que sentí
tras cada retirada, en el abandono,
fue la pérdida de mis pocos amigos,
mis cosillas hasta allí conservadas;
sentirme ausente de mi padre, y tan distante
de mi casa que no tuve.
Ya desitué mi sombra y nublé mi vista
en los abismos,
y ahora
y desde un sólo punto
deseo seguir mi viaje.
Sé muy bien y así lo entiendo:
que al yo ofrecer mi todo a todos
en mi todo no va mucho y hay vacíos
y que tal vez por eso entonces
habrá tanto que decida
no acudir a mi llamado;
no culpo a nadie ni resiento,
ni juzgo ni busco ya respuesta;
llego hasta una presencia divina
y tiro mi silueta en la penumbra
que me alivia y que yo ansío
en mi momento.
Y aunque derrotado:
aún perdono sin pensarlo
la risa burlesca
que estremeció mi espalda,
la mueca y el dedo de aquel
que maljuzgó mis formas y mi curso.
Descansaré en la noche
y uniré mi alma
a una copa de vino
para soñar contigo
allí, a mi lado
entre luz y piel, a flor de llanto...
...escuchando tibia y temblorosa
mi voz decir:
que Doy mi todo
a quien de mi no pide
más que mi compañía.
* Ramiro N
\"He recorrido el tramo largo trasladando
mi pluma y mi tristeza y mi quién sabe cuánto\"
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