Voy a hacerte una oferta
que puede interesarte:
te ofrezco varios mares subterráneos,
el calor de una ruta, el roce de unos dedos,
la forma de sentir la luz anciana
cuando hace poco tiempo dejaste de llorar.
Te ofrezco un algoritmo para la primavera,
la orquídea inesperada que surge de una sombra,
un plato de impacientes
corazones partidos,
la voz del Kalahari,
los sueños de Vinicius de Moraes sobre la superficie
del paseo nocturno. Te doy por cada sed
cinco vasos de agua.
Te regalo también
la perla semiopaca de la resurrección,
los fúlgidos reflejos de una luna en los ojos, o de la barca anclada
que mece las estrellas. Te regalo un instante con el rojo pasión,
la fe del niño eterno, te regalo los años,
los besos sucesivos,
la nata,
el cuerpo,
el sol.
Y todo por un rato que me pienses a mí.