Y regresé de la tormenta
al puerto en calma mar.
Y cesó la ventisca
refugiado en mi lar.
Y los pájaros cantaban
y revoloteaban sin parar.
Y en mi pecho una calma
y en mi alma un cantar.
Y agradecido una mañana
conseguí volver a amar.
Y en el calor de tu mirada
me encontré en paz.
Germen de Poeta, III.MMXIX