tinta de pulpo

9:20

Hablemos de cosas de niños grandes, hoy conocí una señorita simpática, falda corta, zapatillas puntiagudas como para tenerlas en los huevos, pero no con tanta presión, a veces las llagas son incómodas. Recuerdo mi bebida, cerveza dos xx ámbar, tan barata y tan corriente como yo, recuerdo su bebida, una sangría, gustos raros, no lo sé, alguna vez tomé esa madre, demasiado alcohol mezclado como para disfrutar uno en específico *se acerca* tal vez la cerveza fue la mejor opción que pude haber tomado en ese lugar *pide otra cerveza*, diablos, qué buena está esta cerveza, me gusta cuando las destapas y puedes deleitarte de aquel suspiro que emana de la boca de la botella, es como si fueras la muerte absorbiendo tu propia alma, *la miro*, aunque uno no sea un alcohólico con práctica, uno pensaría que es mucho tiempo para media sangría y pienso *qué piensas, qué quieres?, ¿qué buscas?, ¿qué busco yo en ti?, tal vez es que me busco yo en ti, *apresuro mi cerveza*, miro mi reloj, 9:20, demasiado temprano para irme a casa pero demasiado tarde como para caminar, *pido otra cerveza*
No debería preocuparme tanto por las cosas que pasarán mañana, o pasado, sigo pensando que ayer conocí una chica, lindas piernas, lindo cabello, recuerdo que me miraba bastante, ahora que lo recuerdo se los estaba yo contando, lo siento, divagues de borracho, ¿en qué me quedé? Ah, sí, pedí una cerveza mientras me miraba, para mis adentros decía “genial, esta noche no dormiré, con lo cansado que estoy, esa no es una buena noticia”, terminé el suspenso, me acerqué a ella y le pregunté: ¿tomas otra sangría o nos vamos directo a la casa?, sonrió y me dijo; “soy casada”, sonreí y le dije “Esa no fue la pregunta”.