kavanarudén

Días grises

 

 

Hoy un día gris se extiende. 

Desciende la temperatura y hay mucha humedad.

Aún así salgo a caminar en medio de los naranjos en flor.

Algo abrigado para hacerle frente al frío.

El aroma a azahar se hace presente en el ambiente.

Ando despacio, quiero impregnarme de lo que me rodea. 

Un toque de nostalgia me invade, estas jornadas me invitan al silencio, a la reflexión.

 

Con el pasar de los años me siento más a gusto conmigo mismo. Entregándome más a la lectura y la escritura. Me proporcionan tranquilidad y sosiego. 

He relativizado tantas cosas y me centro más en lo que considero esencial. 

En cuanto a las relaciones y las amistades, selectivo. No tengo necesidad de gustar, de buscar aprobación, de mendigar afecto. Me intereso por los demás, pero al comprobar la apatía, simplemente me alejo. No pierdo mi tiempo en discusiones absurdas o con alguien que se niega al diálogo. 

No voy donde no me quieren o aprecian. Cumplir por cumplir, pertenece al pasado.

En una ocasión leí algo que me gustó mucho. Pocas palabras, pero esenciales para aplicarlas a la vida misma. Decía lo siguiente: Aprende a obsequiar tu silencio a quien no te pide palabras. Tu ausencia a quien no valora tu presencia. 

Los resentimientos, odios, las rabias, he aprendido a enterrarlos en la tierra fértil del perdón. Sobre todo asumir y perdonarme a mí mismo. Base de la paz interior, de la tranquilidad de conciencia que se refleja en la mirada.

Soy el resultado de toda una historia, de un proceso de crecimiento (con todo lo que conlleva), de un pasado que me ha ayudado a ser quien soy.

Perfecto no soy y estoy en proceso. Un peregrino sobre la estrada llamada vida.

El sol se asoma tímido al horizonte. Se pueden notar sus rayos que desgarran el gris plata. Quizás se abra paso o se vuelva a ocultar. Su presencia me recuerda que por muy oscura que se presente la jornada, él siempre estará detrás de las nubes. Por muy negativo que se presente el presente o el porvenir, siempre hay espacio para la esperanza.