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O tendrás miedo del verso obscuro, del brazo obscuro de la estrofa, de los méritos del hombre y sus pasos posibles antes de cruzar la calle en la vieja esquina de los dedos y aquel fondo natural en que sufre de suicidio, de locura y otra enfermedad, los podrás ver en la jauría como una tonada de epilépticos antisociales: los sueños del clandestino, o tal vez la firma auténtica de Paul Verlaine y su propio hermetismo al entonar la regla del arte deambulando en los establecimientos, por los bares, los cines y un café, como el malviviente de los labios rotos: la rara apariencia social en la lírica, sería como otra pedrada a la hora en que una niñ@ se orina en los calzones , así como la idiosincrasia de la escritura con su enorme distintivo de asistir a la ceremonia para modificar cierta literatura. La hélice de la hoja evoluciona con la bomba de hidrógeno de Maples Arce y su estridentismo puro, y la tecnología del tren bala y la bazuca construida en Asia, y la música, y el poema sería la balada de residuos y bacteria extraídas de las grandes faldas de los cerros de mi pueblo. Un plato, un pastel y una mosca parada en tu sombra de engañoso espantapájaros, dándole cuerda a tu reloj de frecuencia lamentable, tu cartera de Cristian Dior que utilizara Neruda o la camiseta falsificada de Pierre Cardín.
[No te preguntes el por qué la violencia señor@ de las grandes ruidos, puedes elogiar una puta con tarjeta de sífilis en la esquina falsa con intentos de escritura, la apariencia solo sería eso, imitar a un artista por capricho, obvio, solo sería una chispa de obsesión masticar como un(a) modelo llena de parálisis vertical con el lápiz]
Bernardo Cortes Vicencio
Papantla, Ver, México
01:4306032019