el sueño es el estado divino de lo incontrolable
la inconsiente realidad de lo inalcanzable
Es la inagotable fábrica de olvidos
Tejidos reflejos vagos y vaporosos
Mares de sudor frío, ríos de gritos y dudas
Y distancias que no conocen de piedad
Simulacros tan intensos como la muerte
Y tan suaves como una caricia
Volveré de ahí, cada noche
Con alguna anécdota a medio recordar
Con algún miedo arrastrado
Con algún brazo adolorido
Me Pondré una sábana en los ojos para regresar
esperaré al podría haber sido
Y la sensación de haber vivido una vida entera
Aquí el absoluto no juzga
El triste no llora
El solidario no siente culpa
La tierra sabe a deseo y el cielo a soledad
el horizonte tiene el molde de mis miedos
Y el centro del universo el latir de mi corazón