Cada lágrima que tengo en el pecho
germina en rosas invisibles.
La semilla se incrustó en mi carne
desde que soy un infante.
Tengo alas negras en la espalda,
y miseria en el alma.
De pequeño quería volar al desierto:
no era normal ser tan malo.
Con certeza puedo decir:
soy mamá y papá,
ellos, también, tenían alas negras
y yo soy su reflejo.
Recuerdo morir una mañana:
tenía manos en el cuello,
no pude ver en la penumbra su cara
solo sentir su odio.
Tengo alas negras en la espalda
que corto cuando me acuerdo.