Mi poesía de rezos y de versos,
de generosos afectos,
son episodios
que llenan mis tiempos muertos...
Este es mi oxígeno,
el de un sencillo nativo del mundo
con preclaros signos,
que expresan mis pensamientos...
Cuando al verdadero resplandor
me consagro
bajo las manos de Dios,
al que miro, escucho y le hablo...
Y al que me dirijo
por su camino perpetuo
con pleno fruto,
cuando le dedico lo que escribo.