Me siento un hombre muy enamorado
y el más feliz de este inmenso mundo,
que disfruta un amor dulce y profundo
como el que tú me tienes regalado.
Me siento un dios teniéndote a mi lado,
el dueño de un edén todo fecundo;
sin tu presencia estaba moribundo
y ahora soy un hombre afortunado.
Las sombras que me envuelven eliminas,
pues contigo mi alma reverbera
iluminada en ondas diamantinas
cuando me tienes cerca de tu vera;
un marino en tus aguas cristalinas
en donde navegar la vida entera.