Tizzia Holwin

VERGEL

En la senda de tus manos

me vestí de abril

para cantar de nuevo

a nuestro patio.

 

Azul el cielo

con el sol en el zenit

es jazmín-maíz

manándo de mis labios.

 

Sobre sus alas,

afinaciones eleva el viento

hasta el limonero y chabacano

para acariciarlos.

 

¡Ay!

 

Cuántas huellas vuestras

habitaron mi infancia 

y quedaron indelebles

como junto al azufaifo.

 

Y bajo las sombras caídas

de tanto ruezno

dispersas mieles fueron sueños

de tan leve lapso.

 

En la senda de tus manos

caminé hasta el granado

que sonríe burlón en su rincón

ante el rubor que alcanzó

 

a la higuera y al durazno.

 

Inmersa voy en el silbido

que manaba de tus labios,

hoy recuerdo padre mío

tus agrestes manos y su tacto.

 

Aquél caminar de prisa

de la abuela y su tabaco,

la argenta carcajada de Teresa

que mis hermanos provocaron.

 

Llena de nostalgia

por los días que se han ido,

elevo el mismo canto

que vistiera de alegría

 

a nuestro viejo patio.

 

Tizzia Holwin