Te hablaré con un lenguaje diferente, uno natural,
con signos tan hermosos dignos de un mural.
El lenguaje de las cosas puestas en todo lugar.
Cuando veas a un niño ajeno y un tanto huraño
anhelando que su madre lo sostenga entre sus brazos,
Entonces sabrás… que aun te extraño.
Verás las aves volando en el ocaso complaciente
y el mismo aire infundirá en tu pecho un amor ferviente,
entonces sabrás que es mi amor que se planta como simiente.
El día que decidas cobijarte bajo la luz de aurora,
te alumbrará un destello en la más oscura hora,
sentirás que es mi mirada puesta en mi más preciada joya.
Te hablaré con un lenguaje un tanto diferente,
el lenguaje de las cosas que ni entiende la gente
y entenderás por fin con palabras que no mienten.
¡Siempre te querré! te lo dirán los mares y los ríos,
que no se separan nunca ni para tomarse un respiro,
así no se separará de ti un corazón como el mío.
Luis Adolfo Otero