No he de herirte el corazón
si te acaricio entre versos,
si en la densa oscuridad
entrego todo mi cuerpo,
el alma, mi voluntad
y el candil de mis deseos,
el tintero, mi verdad
y el abismo de mis sueños.
No he de herirte con mi amor
pues eres todo mi anhelo,
mi dueño, mi surtidor,
mi adorable caballero
quien enciende de pasión,
desordena hasta el desvelo
y ofrece en la seducción
la osadía de un te quiero.
Aimée Granado Oreña
Gota de Rocío Azul