Miserable cartón cuyo destino
es hacer figurar como eminencia
la minúscula chispa de un cretino
en mercados de pública conciencia.
Es hacer que el burócrata ignorante
construya un pedestal de adulaciones
con piara de serviles mendicantes
mascullando sus míseras pasiones.
Miserable cartón, fatal destino
intuyo en tu futuro, y de por vida
serás el portador de lo que has sido:
con letras de oro la ignorancia herida;
para colmo de males, suspendido
en los lugares donde el hombre anida.