Lentamente llevó
sus manos al delantal,
conservaba entre sus
recuerdos el aroma
del pastel de manzana
que horneaba su
abuela los
días festivos.
Cortó una a una
las manzanas,
puso la canela
con el azúcar,
encendió la radio
que traía
noticias de los
pescadores,
habían sido
rescatados,
sus rezos y
sus velas
habían sido
escuchados.
Una vez teniendo
su pastel pronto
se acercaría al
muelle a festejar
con el pueblo entero
que se había lanzado
a su búsqueda.