Nuestras miradas se fundieron en el mar sin fondo de la pasión.
Navegamos serenos en las aguas profundas de nuestros deseos.
Yo en tí, tú en mí, unidos en un mismo palpitar, en un mismo sentir.
Nuestros cuerpos desnudos descansaron en la playa lejana de los sentidos.
Vimos descender el sol hasta ocultarse.
Tú, recostada en mi pecho amante, yo besando tu frente de nácar mientras mis brazos te abrigaban.
Dimos la bienvenida a la elegante noche.
Contamos infinidad de estrellas, mientras la sagrada luna nos acariciaba con sus cálidos y delicados rallos.
Me susurraste un “te amo”, te besé con ternura.
Me alimenté de tus labios, me embriagué con tu aroma, me perdí en tu cuerpo amante.
Tuyo, mía sin reservas, sin censuras, sin pudor alguno, yo en tí, tú en mí, ahora, siempre, eternamente.