Las estrías plasmadas en tus glúteos; seducen mi vista,
Conducen mis besos, fomentan el deseo.
Convertido en un nómada, trascendiendo las líneas que resaltan tu belleza,
Ruborizándote al contemplarlas con mi tacto.
Extraviando mi cordura, entre los trazos de tu materia.
Saciando tu tierra árida, con el agua que sale de mi júbilo.
Te alzas sobre mi, aplicando tu pericia en mi baldío cuerpo,
Carente de complacencia.
Conquistando la hora vespertina, acortando la llegada del alba,
Que me dejara de recuerdo los roces de una deidad ignota.