alupego (Ángel L. Pérez)

CUANDO EL VIENTO SEA BRISA

CUANDO EL VIENTO SEA BRISA

Cuando el Hombre sea humo
y la verdad la fuente.
Cuando el tifón sea brisa,
y el odio una sonrisa.
Si fuese el amor pan,
y las lágrimas fueran,
las gotas de la vida.
La voz sería el bálsamo,
para curar heridas.

Las brasas son el fuego,
convertido en amor.
Las cenizas el resto,
de la pasión que queda.
Sobre las ascuas claman,
las heridas del alma,
que las templa el amor.
En los rescoldos vuelan,
como pavesas secas,
las penas y el dolor.

Velan los sueños rotos,
la pasión y el empuje.
En la lucha constante,
que supera los cauces,
de la brutal corriente.
En la verdad la esencia,
como fuerte latido,
que bombea la sangre.
En la duda lo sabio,
del que pregunta siempre.
La marmita del tiempo,
donde todo se cuece.
Se cocinan las penas,
se maceran las mentes.

Sobre la vida el canto,
de la profunda calma.
De la muda palabra,
que silenciosa clama.
Y en los ojos la Luna,
de una noche estrellada.
La mirada brillante,
que significa tanto,
que renueva el sentido,
de los seres pensantes.
Sobre brasas de vida,
se calientan las almas.
Y en los rescoldos quedan,
las fútiles palabras.

Cuando el Hombre sea viento,
limpiará la conciencia,
del polvo que la tapa.
Y convertido en brisa,
encontrará la calma.
Así, en cada momento,
abrazará la Tierra,
para salvar su alma.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
10/03/2019