Medianoche en que los segundos vuelan como golondrinas buscando su espectro
Medianoche y las sombras cobran vida; tientan a ciegas, el cuerpo de su amante
A los ojos el mundo de las sinvergüenzas querencias
Y se alzan por ocupar su reino
Miran que por sí solas no tuvieran el deseo de querer
Se lanzan al lugar donde se descompone el mundo de las fronteras humanas
Porque sólo suenan ya golondrinas buscando la eternidad en su nido