Chiquilla Gaditana,
tu sonrisa me acabo
seduciendo,
perdona, por no haber salido
detrás tuyo corriendo,
ni aposta me habría salido
tan mal, como
lo acabe haciendo,
mi patético comportamiento
te termino malhiriendo,
como dijo el Chavo del Ocho:
“fue sin querer queriendo”,
ojalá algún día leas estas rimas,
y termines riendo.