Cuando te vas te extraño
habitante de mi insomnio
tal vez desespero en mi delirio
perdido en el laberinto eterno
de esa espera que tarda
como si fuera de otro tiempo.
Camino descalzo y desprotegido
por los callejones sombríos
llamándote en cada recodo
me invade esa bruma pegajosa
que empaña mis pupilas.
Es ese estadío de tristeza
que descolorea las mañanas,
ya no alcanzan los recuerdos
para apaciguar mi desencanto.
Es por eso que te invento
latiendo en mis venas
besando tus labios tibios
confundiendo nuestros cuerpos,
en el atardecer alegre
No vacilo cuando amanece
Y salgo al sendero somnoliento
para ver si apareces con las nubes
y así los días son como esmeraldas
que juntas forman un collar de vida
Y entre los mantos del otoño
que amortiguan mis pisadas,
te conviertes en anhelo.