He despertado con mucha tristeza,
una tristeza que cala los huesos,
he buscado en mi entorno, cual perro sabueso,
algo que me motive a seguir viviendo
y sólo encuentro un alma cansada.
Un alma cansada que se alberga en mi cuerpo,
pidiendo a gritos un poco de consuelo,
surcos en el rostro, lágrimas secas,
ojos que se marchitaron de tanto llorar,
triste mirar que ya no alcanza el cielo,
porque un difuso arco iris le negó sus colores.
Alma que ya no espera, que nada añora,
tiempos mejores que le prometía la aurora,
un sin fin de imposibles le ha robado la fe.
Alma cansada, sepulcro silencioso,
brazos caídos, caminar pausado.
Un cuerpo mutilado por sueños no cumplidos…