Crujen las piedras a tu paso,
indiferente sobre estribos
te alzas áureo en tu montura,
en el silencio de la mañana,
mientras el sol tímido alumbra,
centellea el metal de tu caballo
y el polvo dibujando tu rastro.
Álzate sobre los pedales, centauro,
caballero errante en los caminos,
deja atrás tus penurias y tu sino,
que sobre tu acero vuelas raudo.
Atrás queda el cemento frío,
lejos dejas el ruido urbano
que atenaza indómita alma.
Se aviva la mañana tras de tí
dibujando el carril tu silueta,
y quebrantas con tu desafío
las cadenas del sopor colectivo.
Álzate sobre los pedales, centauro,
caballero errante en los caminos,
deja atrás tus penurias y tu sino,
que sobre tu acero vuelas raudo.
Álzate sobre los pedales, centauro,
caballero errante en los caminos.
Ciclista que salvaje e inquebrantable
cruzas en soledad los carriles vacíos,
no permitas que te rinda el esfuerzo,
sonríe, indomable, valiente ciclista
cual legendario caballero de Arturo.
¡Álzate sobre los pedales, centauro!