Carlos Leyva

FLORES SECAS

Mis dedos amorfos

han prendido la llama venenosa 

bajo el árbol de las hojas que caen

en las dimensiones del suspiro.

Sobre el campo violeta

recojo espesura de trino

coronando mi cabeza

con sus flores secas.

Inhalo.

El viento tiene cierto gusto 

de otoño consumado

y en mí las flores sufren

su transformación melancólica.

Desnudando la hierba 

que crece en mis cabellos

al sol entrego mi osamenta 

de pájaros.

Anochece.

Aquí todas las horas 

han dejado una lágrima

surcando nostálgicas notas

de ocasos murientes;

la noche ha creado 

en su rubor alcohólico 

farolas de humo

y una flor seca 

se ilumina en la tierra.

Exhalo.